Tal vez tenga algo de sentido, no lo sé: en tiempos de menos contaminación sonora, nos poníamos un disco para escuchar música, pero ahora la música y el ruido están por todas partes, acosándonos, así que a lo mejor ha llegado la hora de ponerse un disco para escuchar el silencio. A mí no me miren, que de momento no he llegado a esos extremos entre lo paradójico y lo patológico, pero los responsables de la parroquia de San Pedro (en Seaford, Sussex, al sureste de Inglaterra) todavía no se creen el éxito de su cedé The Sound Of Silence, una grabación de media hora del silencio dentro de la iglesia. Pones el disco, escuchas una breve introducción que te anima a disfrutar de la quietud, unas palabritas del párroco y, a partir de ahí, nada, solo algún crujido de los viejos bancos, el eco de pisadas furtivas o el rumor de fondo del tráfico en la calle. «Hay unos pocos ruidos aquí y allá: si fuese un silencio total, la gente podría aburrirse», ha comentado con bastante sensatez el responsable del proyecto, Roger Bing. Al final de los treinta minutos, han metido otra breve locución para avisar de que la grabación se ha acabado, no vaya a ser que sigamos atentos a nuestro propio entorno sonoro como si fuese el registrado en el venerable templo del siglo XII. La idea, por supuesto, es escucharlo todo con auriculares de los buenos, porque si no…
El disco se grabó para recaudar fondos destinados a diversas reparaciones en el edificio. La idea era vender unas cuantas unidades del cedé a cambio de la voluntad durante el día de puertas abiertas de la parroquia, pero han acabado recibiendo pedidos desde países como Alemania, Austria o Ghana. «Nuestra iglesia es un espacio sagrado de ochocientos años con un silencio de maravillosa calidad», presume el cura. De todas formas, ese aprecio por el recogimiento de su templo todavía no ha llevado al párroco a suprimir los sermones.