No todos los artistas que mueren obtienen su hueco en forma de obituario. En los periódicos de papel siempre tienen ventaja las estrellas pretéritas, porque quienes deciden el contenido de las páginas suelen ser personas de cierta edad a las que les suena Donna Summer, pero no Arcade Fire. En los blogs y similares se suele producir una mezcla de criterios: se hace sitio a los muertos importantes, aunque no gusten al autor, y a los que gustan mucho al autor, aunque no sean importantes. Pero esta semana me he enterado (con retraso, cómo no) de un par de fallecimientos que no encajan del todo en ninguna de esas dos categorías: se trata de músicos que nunca llegaron a ser muy famosos y que no se cuentan entre mis favoritos, pero algo habrán significado en mi vida cuando he sentido la punzada de la ausencia. Así que les haré al menos un huequito compartido, con una proximidad que casi parece responder al orden alfabético de sus apellidos.
El primero es Brian Hibbard, un actor y cantante galés cuyo nombre probablemente no les diga nada, a menos que sean ustedes británicos y vean Coronation Street. Pero a mucha gente mayorcita sí le sonará su grupo: The Flying Pickets, un extraño conjunto de actores que se dedicaba a versionar canciones a capela y obtuvo un éxito arrollador en 1983 con su interpretación de Only You, el tema de Yazoo. Los miembros del piquete se caracterizaban por su singular apariencia y su ideología izquierdosa, que les llevó a regalar trapos con la efigie de Karl Marx al público de un programa infantil de televisión. Iban a actuar en Bilbao el pasado mes de marzo, pero el concierto se suspendió, imagino que porque Brian ya estaba mal del cáncer de próstata que lo mató en junio, con 65 años. Aquí debajo, en el vídeo de Only You, es el solista patilludo.
Y el 1 de julio murió el teclista y productor jamaicano Ossie Hibbert, que sufrió un ataque al corazón cuando iba de camino a su domicilio de Nueva York, después de asistir a un concierto de Jimmy Cliff y Gladys Knight. Ossie, que tenía 61 años y en realidad se llamaba Oswald, es uno de los teclistas de referencia del reggae, con una de esas discografías laberínticas propias de los músicos de sesión, y más aún en un mundillo tan dado a la colaboración como el de la música jamaicana. Mi contacto con él es Earthquake Dub, el fantástico álbum que grabó en 1978 junto a The Revolutionaries, que desde hace un tiempo se ha convertido en una de mis dosis habituales de dub. Aquí tienen a Ossie en el órgano y la producción.