Ya han pasado los tres o cuatro meses que necesito para darme cuenta de que los discos de Nada Surf son muy buenos. Me ocurrió igual con su anterior álbum de material propio: vi uno de los conciertos de presentación de Lucky y me aburrí bastante, pero al cabo de esos tres o cuatro meses de rigor empecé a silbar por la calle algunas canciones, a buscarlas en el reproductor de emepetreses y, en fin, a ser consciente de lo estupendas que eran. Y ahora me ha vuelto a pasar con su último lanzamiento, The Stars Are Indifferent To Astronomy, que al principio me pareció bonito sin más pero ha ido creciendo con cada escucha: el trío neoyorquino nunca intenta epatar, factura una especie de power pop melancólico con hermosas armonías y corre el peligro de quedar como simplemente agradable, cuando esconde mucho más. A lo mejor debería haberles dedicado más tiempo el tipo de Pitchfork que puntuó este disco con un 4,4. Luego le ponen un ocho a cualquier pazguato porque ecualiza raro sus grabaciones.
En fin, el disco me parece tan consistente que me he ido hasta el noveno corte, el penúltimo: No Snow On The Mountain. Eso siempre es buena señal.