Yo cada vez veo menos la televisión. En realidad, cada vez hago menos cosas, que es un lamentable síntoma de que uno ha entrado por fin en la vida adulta. Pero el caso es que la televisión la sigo poquito y, por ejemplo, ni siquiera había catado el nuevo programa de Buenafuente, pese a que se trata de un tipo que me hace bastante gracia. Claro, uno va y lee después que el domingo tuvo cantando a Lana del Rey (¿de verdad alguien puede poner pegas a esto?), entrevistó a Alaska y Mario y, a lo que voy, juntó en alegre sangría de chiringuito a Estopa y Albert Pla, colegas de Cornellá, y no queda otro remedio que preguntarse si algo estará cambiando en la televisión generalista, habitualmente tan ofensiva. Eso sí, leo por ahí que perdió audiencia.
Ya el hecho de llevar a la tele al esquivo Albert Pla tiene su riesgo: el hombre es legendario por su costumbre de responder con monosílabos, o por lo menos así sucedía en el pasado, y tengo colegas que pueden atestiguar que sudaron sangre para arrancarle cuatro palabras seguidas más o menos inteligibles. Pero Buenafuente se atrevió y, encima, puso a Estopa y Pla a cantar a dúo, o a trío, una de las grandes canciones de la música española del último cuarto de siglo: Joaquín el necio, aquella rumba en la que Pla logró dinamitar el racismo sin sermones parroquiales, jugando con nuestro doble fondo de prejuicio chistoso. Aquí los tienen, por si ustedes tampoco ven la tele.