Ayer tuve que hacer una de esas cosas que, de vez en cuando, nos tocan a los periodistas: escribí ciento diez líneas sobre la Super Bowl pese a que, se lo aseguro, no tengo mucha idea de fútbol americano. No me quejo, porque aprender siempre es bonito y la encomienda me obligó a ver en internet el miniconcierto del descanso, a cargo de Madonna y amigos. A mucha gente le ha parecido hortera el espectáculo, un delirio que arrancó en plan imperio romano y siguió con equilibristas, soldadesca y demás, pero a mí me gustó: sería ridículo exigir contención y austeridad a un show diseñado para la Super Bowl. Pero de lo que más se está hablando es de la ocurrencia de M.I.A., una de las invitadas, de sacar un dedo a la cámara mientras cantaba un poco audible «I don’t give a shit», es decir, «me importa una mierda». En la Super Bowl ya es tradición convertir cualquier nadería en agravio, así que los organizadores se apresuraron a tachar el gesto de «completamente inapropiado y muy decepcionante».
M.I.A. se ha disculpado por ese pronto suyo y, según dicen, Madonna echa humo, supongo que disgustada por el hecho de que alguien haya osado robarle un trozo de protagonismo. Pero yo estoy con lo que leí ayer en un periódico estadounidense: con invitados como la siempre revoltosa M.I.A., un dúo bautizado como LMFAO (es decir, ‘Laughing My Fucking Ass Off’, algo así como ‘partiéndome el puto culo’) y un señor llamado Cee-Lo Green que triunfó con la canción Fuck You… ¿qué diablos se esperaban?
http://youtu.be/ROkhklj0ZGs