Viruete, la biblia de la tele más alucinógena, ha mantenido una exhaustiva charleta con Bolo, uno de esos personajes inclasificables que de vez en cuando Bilbao exporta al mundo, o sea, al extrarradio. La razón de la entrevista es que Bolo, histórico promotor musical, ha protagonizado un spot también histórico de un disco de Judas Priest que algunas teles locales intercalaban hace meses entre secuencia y secuencia de peli porno. Aquí no estamos en programación de madrugada, pero colgamos dos rombitos del blog y les describimos someramente el anuncio, por si no han tenido la suerte de verlo: «Venga, tú, deja de pelártela», espetaba el bueno de Hipólito García transmutado en heavy macarrón, y después nos recomendaba bajar a comprarnos el álbum de los Judas, que «acojona, tío, acojona». Los de Viruete desmenuzan esta peripecia de Bolo como «actor del método», repasan su laaaargo currículum -fue mánager de Las Vulpess- y le dejan que ponga a parir a medio mundo, desde Mark Knopfler hasta Ramón Trecet, pasando por Wham! y Spandau Ballet. Eso sí, no les cuenta la razón de su apodo, que no tiene nada que ver con los conciertos que ha pasado media vida organizando: «Es apodo familiar. Data no de la infancia, sino de la lactancia. Yo era muy gordo, muy gordo… ¡Como una bola! En aquella época el masculino y el femenino estaban reñidos. Así que, en lugar de bola, me pusieron Bolo», aclaraba hace cinco años al periodista e ilustre aficionado ochentero Luis Gómez. Desde aquí mandamos un abrazo a Bolo y le deseamos suerte en su nuevo trabajo, en un sello… ¡new age! ¡Acojona, tío!

Actualizado: con alborozo, damos la bienvenida a Bolo ‘as himself’ en los comentarios. Y aprovechamos para recordar que el compañero Arrieta, noqueado en su día por el anuncio, ya le dedicó este post en su blog personal, ahora criogenizado.