Supongo que en Islandia, por motivos puramente meteorológicos, será muy habitual organizar los encuentros de amigos en alguna casa, más que quedar en una esquina, dar tumbos de bar en bar y acabar fumando en un banco del parque hasta convertirse en estatua de hielo. Y parece que los artistas de la isla (cuya proporción de músicos interesantes per cápita es, seguramente, la más alta de todo el planeta) mantienen esas costumbres caseras cuando se trata de relacionarse con sus seguidores del mundo exterior: ahí está la encantadora locuela Hafdís Huld, con sus conciertos transmitidos por internet desde la cocina rosa de su casa, o el más circunspecto Ólafur Arnalds, que es de quien vamos a hablar hoy. Arnalds crea intimistas miniaturas instrumentales que se podrían vincular con las composiciones de paisanos como Jóhann Jóhannsson (el autor de Englabörn, un disco precioso de verdad) o los Sigur Rós más neoclásicos, y como a ellos se le puede reprochar cierto exceso de belleza, una perfección que puede resultar empalagosa, hueca y cargante. Aunque, en las situaciones correctas, es capaz de recomponer cerebros echados a perder.
A Ólafur le gustan los retos. En 2009 ya dedicó una semana a sus Found Songs: cada día componía, grababa y colgaba en internet una canción nueva. Y este mes ha llevado más lejos la idea al llevar a músicos e incluso público al salón de su casa y registrar también un vídeo cada día. Aquí pueden ver los siete y descargar los correspondientes emepetreses, aunque estas Living Room Songs tendrán también edición física en diciembre. Les cuelgo la segunda, Near Light.