Yo de Casatriste no sé nada. Bueno, lo que les voy leyendo a ellos por ahí: «Somos dos chicos demasiado jóvenes para ser boomers y demasiado boomers para ser generación Z. Uno hace toda la música, el otro no hace prácticamente nada», se presentaban en su momento en Autoplacer. Y también: «No tenemos foto juntos porque solo hemos coincidido dos minutos en un mismo lugar hasta ahora. Uno venía y el otro se marchaba». Pero el caso es que ahora editan Orgullos y vergüenzas, lo que denominan su «estudio de campo sobre España», un ensayo sonoro en la avanzada línea académica de Ciclos Iturgaiz, Rajoy Division o Punkteras Rosas en el que aparecen varios de esos hitos (qué digo hitos, himnos) que ya podían disfrutarse en su Bandcamp, como este Mi Españita, Me recuerdas a mí cuando era gilipollas, Victoria Federica (cásate conmigo) o Furgoneta de Dios, que es una oda necesaria a la Citroën C15. Y versionan el Common People de Pulp, el Disorder de Joy Division y el Debaser de los Pixies para hablar de los viejos que aspiran a veinteañeros, de las croquetas de supermercado y de Girauta, o algo así. El disco va a salir en Fikasound y Discos Garibaldi, pero de momento solo lo encuentro entero en Spotify (lo que ellos llaman «afamada app de secuestro de regalías»), así que se lo enlazo aquí. Además, en su Instagram recomiendan discos ajenos de ayer y de hoy, de Lali Puna a Beef, de Amistades Peligrosas a Television Personalities.
Mi Españita, la primera del lote, es una canción copulativa en la que retratan este país a base de dualidades, desde el inevitable «Ortega y Gasset» hasta «la ETA y los GAL», pasando por «apellido y puestazo», «Sonia y Selena» o «hijoputa y maricón». Una cosa ideal para ponerla estos días en la cena con los cuñados. Mientras tanto, ellos ya están pensando en su siguiente opus, «un LP conceptual sobre las tasas y tributos que gravan los productos de higiene femenina».