>

Blogs

Evadidos

Cinco de 2024: la minilista evadida

 

Ha llegado el momento de añadir un dedalito de agua al mar. Por si fueran poco las doscientas mil listas de doscientos mil mejores discos del año que circulan por ahí, aquí está la evadida, tan pequeñita y coqueta como siempre. Aprieto el botón de repetir e insisto en que no son los mejores (iba a decir que alguno a lo mejor ni es del año, pero creo que eso no ocurre) sino los que se han quedado ahí, plantados en mi régimen de escuchas musicales con cierta terquedad y todo el merecimiento. Los que más me gustan a mí, vamos. Como siempre, son cinco: la única novedad es que normalmente los coloco por orden aproximado de aprecio y esta vez he recurrido al orden alfabético, que me gusta cómo les sienta.

Perfectamente habrían podido aparecer en este top 5 los discos de Tucker Zimmerman, Peter Perrett, Myriam Gendron, PyPy o Split System. Y también me han gustado mucho los de Róis, Lupo Città, Rafael Toral, Cachito Turulo, John Grant, UKAEA, Bloody Head, Alcalá Norte, Punkteras Rosas, Sutari, Sahra Halgan, Oranssi Pazuzu, Class, Aluk Todolo, Thurston Moore, Espanto, Kim Deal, Justin Adams & Mauro Durante, Laena Myers, VR Sex, Bourbon, Vampire Weekend, Alison Cotton, Itchy And The Nits, Tristwch Y Fenywod, Marcel Wave, Neutrals, Perennial, Beige Banquet, Kriegshög, Outer World, The Body & Dis Fig, The Green Child, Whispering Sons… y alguno que descubra tardíamente en estos quince días que quedan hasta fin de año y que me haga replanteármelo todo y pensar que (oh, tragedia) he añadido el dedal erróneo. Amosallá…

 

Beak> – >>>>

Hay una manera rápida de definir al trío bristoliano, y yo creo que es reduccionista pero certera: son como colonizadores que llevan la semilla de los alemanes Can, esa manera libre y vivificante de entender la música, hasta otros territorios donde puede crecer con lozanía, en su caso la psicodelia británica. En este cuarto álbum, que ha supuesto también la despedida de su miembro más famoso, el exportishead Geoff Barrow, Can vuelven a asomar una y otra vez (como he leído por ahí, uno se espera a veces la irrupción vocal de Damo Suzuki), y qué bien que sea así: entre ritmos motóricos, cantos hipnóticos y arreglos ilógicos y mágicos, el disco te va limpiando de tanta música aburridamente convencional y deja entrever, a su manera velada y penumbrosa, la belleza a la que puede dar lugar la combinación repetida y paciente de dos o tres instrumentos.

 

Chulería, Joder! – La urbe

Salió a principios de enero y contiene la canción que más he machacado este año, ese Tus amigos que dice «soy una entidad del terror» y que mis hijas se obstinan en entender y cantar como «soy una ardilla del terror». Bueno, ejem, a veces yo también lo hago. A Chulería, Joder! ya los tenía vistos y disfrutados en directo antes de que editasen el disco y, por supuesto, me fascinaban el descaro y el poderío escénicos de su vocalista, pero el álbum (o lo que sea, porque dura veintiún minutos) ha demostrado que el cuarteto de la Margen Izquierda factura canciones magníficas, clásicos pegadizos e inmediatos de punk rock o de rock a secas que pueden presumir de melodías resplandecientes tanto con ruido como sin él. Como los tenemos aquí al lado, a lo mejor no nos damos cuenta de que la gente no suele ir haciendo estribillos tan buenos por ahí.

 

The Cure – Songs Of A Lost World

Por supuesto, The Cure son el grupo más importante de mi vida y sus canciones encapsulan mi adolescencia, pero eso mismo me hacía más escéptico ante la perspectiva de un nuevo álbum: desde Wish, que es de 1992, todo su material grabado me resultaba un poco decepcionante, aunque quizá la culpa sea mía por haberme hecho mayor. Y qué va, esta vez Roberto y los suyos han dado en el blanco de la esencia Cure, esa suma de emociones a flor de piel, ambiente de pesarosa melancolía y desarrollos largos y repetitivos que tantos fans consideramos parte importante de nuestras vidas. Sensaciones como la pérdida, la incredulidad ante el paso del tiempo y la conciencia de la vejez alimentan un nuevo clásico que culmina en el último corte, Endsong, con el que los Cure logran encapsular también esta inmadura madurez que tantos fans hemos alcanzado sin saber bien cómo.

 

E – Living Waters

Con uno de los peores nombres para buscarlos en internet y con poca presencia en las plataformas de streaming, E han editado este quinto álbum que, me parece a mí, ha pasado más desapercibido de lo que debía. No suelo dar mucha importancia a eso, pero llama la atención lo bien que suena: el encargado de las mezclas y la masterización ha sido Ondřej Ježek, a quien apodan el Steve Albini de la República Checa, y ciertamente esa presencia cercana y cruda de los instrumentos recuerda al llorado Steve. En general, la música de Thalia Zedek y compañía evoca la vertiente más áspera de aquel rock alternativo de los 80, que siempre me ha parecido más interesante que el de la década siguiente: lo suyo es un noise rock que a menudo bordea lo experimental, pero sin perder nunca el corazón melódico, ese gancho que evita que la atención del oyente se evada angustiada en busca de otros mundos más amables.

 

Ekhi Lambert – Inbasioak

Ni conocía el disco, ni conocía siquiera al artista, pero uno de los momentos que más me han impresionado en directo este año fue la canción que interpretó Ekhi Lambert en la fiesta de despedida del sello Forbidden Colours: tuve que mirar en internet quién diablos era ese tipo espigado y barbudo que había abierto un paréntesis frágil y misterioso en la velada, acompañándose a la acústica y arropado por bellos arreglos de cuerda, como salido directamente de la psicodelia folk de los últimos 60 o primeros 70. Inbasioak es una maravilla de ambición inusual y bien entendida (¡casi treinta músicos!), en la que el cantautor de Iparralde va explorando paisajes brumosos, delicados, sugerentes… Tiene un punto tradicional, como un corazón boscoso en sintonía con la portada, pero a la vez suena tremendamente personal y ajeno a nuestro legado folk.

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


diciembre 2024
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031