Foto: Rafa Gutiérrez

Vengo del Azkena y, como los festivales tienen mucho de eterno retorno, voy a decir más o menos las mismas cosas de siempre. Que no me va mucho a mí esto de las masas, que me va todavía menos si tengo que currar (y ese es el caso) y que sigo sin entender a los que ven un concierto guitarrero a una distancia en la que se pierde todo el efecto físico del ruido. Pero, más allá de eso, pues lo de siempre también: que he disfrutado de músicas chulas y me he encontrado con gente maja y buena. De lo que he visto (que no es todo lo que hubiera querido, porque había que escribir, y además está escorado hacia la primera hora de cada jornada) me han gustado especialmente L7 (dicen que sonaron bajo, pero en segunda fila fue una fiesta), Whispering Sons (sería una gozada pillarlos en sala, pero creo que es tarea imposible), Bala (qué brutalidad a la hora de la sobremesa), Sheryl Crow (y esto no lo habría imaginado yo mismo hace un mes, pero qué voz y qué profesionalidad), Txopet (que además son del barrio) y The Pleasure Fuckers (ya, no es lo mismo sin el carisma y el ímpetu animal de Kike Turmix, claro, pero sonó bien bestia).

Confesaré que he estado a punto de colocar como canción de la semana el If It Makes You Happy de Sheryl Crow, que me parece una preciosidad con un estribillo perfecto y que, además, le quedó bordada en directo con su banda country. Pero, en fin, como los festivales también tienen mucho de nostalgia, diré que me hizo muchísima ilusión ver de nuevo a Pi L.T., a los que no había catado desde su reunión. Su éxito coincidió más o menos con mi llegada a Bilbao a mediados de los 90 y, para mí, representan muy bien aquella época: cuántas veces habré escuchado Hil da Jainkoa con César en el Antzoki, aparte de verlos en directo unas cuantas veces. ¡Si casi me conmuevo ayer en ese momento clásico de sus conciertos, cuando el teclista, Aitor Abio (el caballero de la foto de arriba, al que, ejem, describí en la crónica como un basajaun postindustrial) se emancipa de su instrumento y se pone a desbarrar por el escenario! Así que quería dedicar la sección a alguna de las canciones que sonaron en el breve setlist azkenero de la banda de Mungia y, después de darle unas cuantas vueltas, me he quedado con este Erreparatzen, que abría su quinto y último álbum. ¿Por qué? Pues porque es muy bonita a la vez que arrolladora (una combinación de adjetivos que siempre se les ha dado muy bien a Pi L.T.) y porque, como dice el estribillo y remarcó Rafa Rueda antes de tocarla, hemen gaude, aquí estamos después de tantos años.