Hace tres o cuatro semanas, cuando escuché por primera vez al trío australiano Itchy And The Nits, no habría dicho que iban a acabar en esta santa sección: me parecieron divertidísimas, cómo no, pero no esperaba volver una y otra vez, un poco ridículamente, a este disco de debut suyo que se devora doce canciones en dieciséis minutos. A veces estas cosas se escapan al análisis racional, y resulta que sí he vuelto y he vuelto y he vuelto, enganchado a esas canciones de garaje-punk atropellado, testarudo, primario, chispeante y locuelo en general. Así que han acabado aquí con su tema autorreferencial, que abre esa egregia colección titulada, también autorreferencialmente, The Worst Of Itchy And The Nits.
Me hace mucha gracia, por cierto, la obsesión parasitaria de estas chicas de Sídney: el nombre del grupo significa aproximadamente El Picor y los Piojos (mis hijas, por cierto, conocen la palabra en inglés por la también australiana Bluey) y tienen canciones tituladas Pulgas, Parásitos y Ladillas, nada menos. El disco es una amalgama de la maqueta que editaron el año pasado en casete con cinco temas nuevos, en alguna entrevista han recomendado el álbum Las canciones de Conchita Velasco y, cuando les piden que definan lo suyo en cinco palabras, dicen que es «rápido, feliz, tonto, estrafalario y contagioso». Venga, dejad que parasiten también vuestro cerebro.