Ese señor barbudo que se multipica en la imagen de arriba se llama Darren Keen, pero a lo largo de sus veinte años de carrera ha preferido ocultarse bajo una ocurrente sucesión de nombres artísticos: el que nos ocupa hoy es el último (bueno, o uno de los últimos, yo qué sé), Problems, que creo que él prefiere escribir PROBLEMS, porque en general parece un gran amigo de las mayúsculas. También es un declarado amante de los perros pekineses y, de hecho, suele aclarar que buena parte de sus letras se centran en ese apasionante asunto. Sí, en los perros pekineses. Es, desde luego, el caso de nuestra canción de la semana, Shadow In The Dark, escrita en París a la sombra del Arco de Triunfo: va precisamente de eso, de la sombra del arco y de perros pekineses, o al menos eso es lo que entiendo yo de esa mezcla de voz más o menos natural y voz más o menos vocoderizada, o como se prefiera llamar ahora al entrañable efecto robotizante. «Me encantan las grandes estructuras y las maravillas de la ingeniería. Me encantan las grúas y los puentes y cosas así, y me puse a pensar sobre la historia del Arca de Noé y me pregunté si en ella viajaba algún perro pekinés», ha explicado Darren.

Ya se imaginarán, por lo leído, que nuestro hombre es un incorregible excéntrico. Pero también les diré que esta canción es una de las que más me han enganchado en los últimos meses y que he llegado a ponérmela cinco veces seguidas. Darren procede de Nebraska (por mucho que su música no suene como nuestra idea estereotipada de Nebraska) y ha vivido unos años en Nueva York, pero creo que ahora está de vuelta en el terruño. Y suele definir el estilo de Problems como «house subversivo», que me parece una expresión muy bonita: por lo que voy escuchando, buena parte de su producción tiende más descaradamente al baile, pero quizá no tanto en esta joyita de pop electrónico marciano, acompañada por un vídeo que es una apabullante superproducción.