Llevo unos cuantos años escuchando música y supongo que debería haberme acostumbrado a estas cosas, pero sigue habiendo cifras que me desconciertan. La de hoy es 244. He mirado y ese es el número de seguidores que tiene en Spotify la cantautora Julie Arsenault. No 1.881.241, ni siquiera 454.520, que son cifras reales de artistas que no me parecen mucho mejores que ella, sino 244, poco más que un puñado de gente que vuelve a demostrar la importancia que tiene en todo esto una combinación de márketing y suerte.
Foto: Wynne Neilly
En fin, Julie se define como «una cantautora filipino-canadiense, autista y amante de los gatos afincada en Toronto» y, como corresponde a ese adjetivo que aparece en mitad de la frase, es una persona que tiende a la privacidad y la discreción: me da la impresión de que tiene que sobreponerse a sí misma para dar a conocer su obra. En 2014 se autoeditó a través de Bandcamp un álbum precioso al que no dio ninguna publicidad, The Creature That I Call Myself, que fue provocando pequeñas ondas en las aguas subterráneas de la escena hasta que, en 2020, lo reeditó el sello barcelonés Son Canciones, cuyos responsables muestran una devoción entregadísima y extraordinaria por Julie. Y aquí hay que colar una pequeña historia: en marzo de 2020, la gente de Son Canciones organizaba un concierto a beneficio de un hogar de acogida y consiguió que viniese Julie, pese a su «enorme miedo a volar». El inicio de la pandemia obligó a suspender el acto y atrapó a Julie en Cataluña durante los primeros diez días de confinamiento. Pues bien, a su vuelta a Toronto, anunció que cedía todos los beneficios de sus ventas en Bandcamp del mes de marzo a ese hogar de acogida del otro lado del mundo: «Sabemos que Julie no tiene trabajo ahora mismo. Que está pasándolo mal para salir adelante. Y que ahora no es fácil encontrar empleo en Canadá. Y, aun así, ha decidido dar todo lo que tiene a cuarenta niños de acogida que viven a más de 5.000 kilómetros de distancia. Y lo ha hecho sin armar mucho alboroto ni postear una docena de selfis», alucinaban en Son Canciones. ¿A que ustedes también han empezado a ver ese 244 como algo odioso, casi abominable?
Pero, bueno, la bondad y la generosidad serían cosas relativamente secundarias (en un blog como este, quiero decir) si no fuese por la música. Y resulta que Julie Arsenault va soltando, también sin aspavientos, canciones tan perfectas como esta Tiny Beam Of Light que ha servido de avance para su segundo álbum, anunciado para noviembre. Con unas guitarras twangeras que le dan un aire entre cincuentero e intemporal, canta Julie: «Emerjo como un vampiro, mi cuerpo pálido y frío. / Emerjo como un reptil, algo digno de mirar. / Emerjo de mi concha como una criatura salida del infierno. / Porque es verano, tiempo de mirar el lado brillante. / Emerjo como una visión, un pequeño rayo de luz / que brilla a través de tu cortina preguntándote cómo has dormido esta noche».