A Gregg Turner hay que presentarlo como miembro fundador de los Angry Samoans, una de las bandas más influyentes de la escena punk californiana de los últimos 70 y los primeros 80, pero lo cierto es que eso no brinda muchas pistas sobre su sonido actual: en realidad, no nos orienta mucho más que si aportamos otro dato curioso de su perfil biográfico, eso de que es doctor en Matemáticas, con una tesis sobre estabilización de sistemas de control híbridos, y profesor universitario de la materia en Nuevo México. Lo que hace ahora Turner no tiene mucho que ver con aquella urgencia rabiosa y violenta tan característica del punk yanqui y quizá entronca mejor con lo que fue su primer curro: Turner empezó como crítico musical en revistas como Creem, enamorado de referentes como The Velvet Underground y The Kinks y bastante combativo ante algunos derroteros que había tomado el rock de los 70.
Nuestro hombre publicó hace algunos meses un nuevo álbum como The Gregg Turner Group, los de la foto de arriba. Es un disco curioso, clásico e inquieto a la vez, con versiones de The 13th Floor Elevators y la Creedence Clearwater Revival (y también de Dion & The Belmonts, si es que consideramos que, ejem, Necrophiliac In Love es una nueva visión del clasiquísimo A Teenager In Love) y un bonito puñado de canciones sin edad. Para mí, destaca poderosamente Medication, un tema sobre el consumo de antihistamínicos (parece que Turner es muuuuy alérgico) que combina hechuras tradicionales y arreglos turbulentos bastante ajenos a lo convencional.