Yo pensaba que no conocía a GracieHorse de nada, y me parecía lo más lógico del mundo, porque mi ignorancia acerca del country es vasta como las llanuras de Norteamérica. Pero resulta que, mirando cosillas por ahí para documentar estas líneas, he descubierto que esta vocalista tan enraizada formaba parte hace algunos años del trío bostoniano Fat Creeps, cuyo álbum Must Be Nice escuché mucho allá por 2014. Entonces atendía por Gracie Jackson, que supongo es su nombre auténtico, y parecía muy alejada de los sonidos tradicionales: la banda citaba como referencias a «Death, Devo y Destiny’s Child» y yo recuerdo especialmente su contagioso tema Dad Weed, que sonaba a algo así como unas Breeders garajeras, por decir algo. «Siempre he tenido una relación juguetona con los géneros: estoy superinteresada en un estilo particular, escribo canciones en ese estilo y entonces paso a lo siguiente que me interesa —ha escrito la propia artista en Talkhouse—. El country podría ser una parada en el camino hacia otra cosa o puede que siga a remojo en este baño un tiempecito más».
Esto último va por la foto de portada de L.A. Shit, su nuevo álbum, un disco de country que va explorando distintas vertientes del género (a las que, por favor, no esperen que ponga nombre). Mi favorita, y la que me ha servido de puerta de acceso a la obra de esta artista que también trabaja de enfermera, es By The Light Of His White Stetson, un encuentro con un desconocido ensombrerado en el que combina voz lánguida y guitarras que echan chispas.