Hay semanas en las que un disco, nuevo o no, se impone a todos los demás y obtiene un control absoluto del reproductor. A mí me ha pasado esta semana con Eri con me, el homenaje a Franco Battiato que publicó hace dos o tres meses su amiga y cómplice Alice. Cuando murió Battiato en mayo de 2021, los jefes me encargaron escribirle rapidito un obituario (un poco sorprendidos de que me gustase tanto, todo hay que decirlo) y empecé diciendo esto: «Para despedir a Franco Battiato, podríamos decir simplemente que fue el autor e intérprete de algunas de las composiciones más hermosas de la música popular europea». Porque sí, hay muchos Battiatos interesantes (el experimental de los 70 es un caso evidente), pero eso no debe distraernos de la belleza abrumadora de muchas de sus canciones más, digamos, convencionales, que una y otra vez te desarman y te emocionan. Y hablo de convencionales en cuanto a la música, claro, porque las letras siempre han sido otro cantar.

Alice, que al principio se hacía llamar Alice Visconti pero en realidad se llama Carla Bissi, es una de esas cantantes que quedaron marcadas artísticamente por la influencia del genio siciliano: colaboraron mil veces, pero es casi obligatorio recordar que participaron juntos en el festival de Eurovisión, donde quedaron quintos con I treni di Tozeur. De todas esas mujeres, Alice es, quizá, la más próxima a Battiato desde un punto de vista interpretativo, más sobria y austera que las italianísimas Giani Russo o Milva. Y, en Eri con me, repasa con elegante acompañamiento de piano y cuerdas algunas de esas canciones mayúsculas que citaba en el párrafo anterior, en un tributo al amigo y maestro que empuja al oyente por reflexiones melancólicas. Junto a otros temas menos conocidos, ahí están temas tan conmovedores como este E ti vengo a cercare, La cura, Povera patria, L’addio, L’animale, La stagione dell’amore, I treni di Tozeur o Prospettiva Nevski. Ay, cómo pudo alguien hacer tantas cosas tan preciosas.