Ya he contado alguna vez, o a lo mejor mil veces, que los 90 no fueron precisamente mi década favorita de la historia del rock. No conecté casi nada con los dos movimientos más populares de aquella década, el Britpop y el grunge, y me dediqué a refugiarme por distintas periferias. Una de ellas era esa zona misteriosa en la que el rock se disuelve, como si se volviese líquido o gaseoso, y deriva en una nebulosa etiquetable como ambient: supongo que algunos pasajes del Loveless de My Bloody Valentine sirven como ejemplo idóneo de lo que cuento, pero yo recuerdo con especial cariño unos cuantos recopilatorios de la excepcional Ambient Series del sello Virgin, en los que aparecían grupos como Labradford, Third Eye Foundation, Flying Saucer Attack o, a lo que voy, Füxa. Tenía muy olvidados y muy perdidos a Füxa, el proyecto de Detroit emparentado con Windy & Carl (otros de aquellos) y con Spectrum y encabezado por Randall Nieman (que, si no me equivoco, es ahora el único miembro) y me ha hecho mucha ilusión encontrarme con un nuevo álbum suyo, que además no es una oscuridad lanzada de tapadillo sino una obra trabajada y ambiciosa.
Explica Nieman que Covered In Stars está planteado como una celebración de todos estos años que lleva en la música y de las amistades que ha ido haciendo por el camino, que son muchas e ilustres: en el disco colabora gente de Luna, Spiritualized, Slowdive o Spectrum (además de James Marsh, el ilustrador de Talk Talk, que se ocupa de la portada), y entre todos dan forma a un repertorio en el que caben espirituales psicodélicos a lo Spacemen 3, trepidantes expediciones motóricas, instrumentales contemplativos, una versión del Real Wild Child o esto que he elegido como muestra aunque tal vez sea un poco atípico dentro del conjunto, una pieza de pop electrónico kraftwerkiano titulada Mr X.