Ya sé que la sinceridad es un valor poco cotizado en esto del periodismo musical, pero no voy a ocultar que hasta la semana pasada yo no conocía ni de nombre a Michael Beharie. Tampoco es que ahora sea un erudito en su vida y obra, pero al menos ya he averiguado que procede de la fecunda escena de vanguardia neoyorquina, que es una etiqueta que viene a equivaler a la imposibilidad de encuadrarlo con otras etiquetas más concretas. Por lo que leo, lo mismo te lo puedes encontrar en proyectos de exploración improvisada, que dándole a la electrónica en plan duro, que en bandas sonoras de documentales, que produciendo a artistas de dancehall, que acompañando a un vocalista nigeriano de afropop… En su perfil de Bandcamp, él mismo se sitúa en «la intersección imaginaria entre la cultura del sound system, la transmisión pop y la improvisación libre», y el batería en este tema concreto que nos ocupa es Greg Fox, a quien sí conocíamos por aquí como encargado de la percusión en los blackmetaleros experimentales Liturgy (y que es compañero suyo en la banda Zs).
Y ahora viene la pregunta: con todo esto que os he contado en el parrafito anterior, ¿cómo diablos os imagináis que suena For Days, que es la canción que cierra su nuevo elepé en solitario? Pues bien, creo que no tiene nada que ver con ninguna de esas pistas que he entresacado del currículum de Beharie. El álbum es un disco de folk errabundo, sin raíces en ningún lugar concreto del planeta, que el propio artista vincula con la evocación de músicas que recuerda de su infancia, pero este tema de cierre se interna más por territorios prudentemente roqueros: supongo que se puede hablar de folk-rock progresivo, o barroco, o algo así, con un pasaje final (y aquí aviso a los espíritus encallecidos que no soportan estas delicadezas) donde suena un solo de flauta interpretado por Laura Cocks, otra artista hiperactiva y aventurera en cuya carrera voy a tener que indagar. Son gente que a veces hace cosas muy pasadas de rosca, pero aquí se contienen en esta canción tan bonita.