Mi relación con Carolina Durante empezó feamente, porque en su momento me mosqueó un poco que el diablo Spotify me recomendase su primer lanzamiento con llamativa insistencia, y reconozco que durante un tiempo los escuché con cierta desconfianza. Ya sé que queda muy feo confesar estos prejuicios en público, pero lo hago sobre todo para que quede claro lo mucho que me está gustando su nuevo álbum, el segundo, que ha dinamitado los últimos restos de prevención que pudiera tener hacia ellos. Entiéndanme, ya antes he disfrutado de canciones de Carolina Durante como el que más, las he berreado en concierto e incluso se las he enseñado a mis hijas, pero me da la impresión de que con Cuatro chavales, que así se titula la cosa, se han superado a sí mismos y han creado un lote de canciones tremendamente sólido y… perdurable, digamos. O sea, que me parece un discazo, lleno de temas de esos que parecen de broma pero son muy de veras, con unos cuantos versos bien afilados y, por supuesto, con una capacidad insólita para tenerte coreando ya en la primera escucha. Uno acaba cantando por la casa con la voz engolada, entre Raphael y Evaristo.

La duda era cuál elegir para la sección, y al final me he quedado con esta canción de título copiapegado a la que ellos mismos suelen referirse como Hostias, una rodaja punk sobre los desencuentros de pareja que incluso se redondea con turbulencias electrónicas de esas que a mí tanto me gustan. Esto en directo va a ser una bomba.