No sé si habrá que disculparse por aplaudir a un grupo que cita a Mecano como su principal referencia. A lo mejor sí, pero echaré más leña al fuego: tengo para mí que Mecano fueron el primer grupo que vi en directo (aunque la verdad es que recuerdo poco o nada), me compré en su momento el elepé ¿Dónde está el país de las hadas? (¿ya habéis oído El ladrón de discos?) y últimamente los suelo escuchar bastante con mi hija mayor, a la que le gustan sanamente y le divierten malignamente a la vez. El caso es que Amor Butano, que son nuestros protagonistas de hoy, tienen la osadía de invocar a Mecano, esos dioses de la antigüedad, aunque yo no veo tan clara la conexión más allá de que hacen tecnopop ochentero de melodías pegadizas, o pegajosas, pero en cualquier caso infalibles. Amor Butano («tu grupo de lesbianas favorito», según su Instagram) son un trío valenciano que acaba de editar su EP de debut, Benimaclet, con cuatro canciones de soledades e incertidumbres juveniles, a caballo entre «los juegos olímpicos de la depresión» y la «muerte telemática».
Son trece minutos de placer naíf, desvergonzado y sin fisuras, aunque, para mí, sí que hay un corte que sobresale del conjunto: me refiero a este resplandeciente Butano y amor que combina estructuras atómicas con la necesidad acuciante de amor y amistad. Me ha hecho mucha gracia leer en esta entrevista con Valencia Plaza que «cualquiera que la escuche se dará cuenta de que, desde el plano de la física, está todo mal». En cambio, la fórmula de la melancolía pop la dominan plenamente.