Reconozco que en agosto, retirado de la red y casi del mundo, se me ha pasado por la cabeza matar este blog que, al fin y al cabo, sobrevive con unas mínimas constantes vitales: ya tenía poca actividad antes, pero la pandemia y esta especie de existencia suspendida que llevamos por su culpa (ay, los conciertos) solo han dejado el débil latido de la canción de la semana. Y, sin embargo, coherente que es uno, aquí traigo una ración doble para inaugurar el curso con un poquito de energía. Vamos a dejar en paz al pobre bloguito, que está a punto de cumplir los quince.

Son dos canciones porque, en la encuesta que hago a veces en casa para decidir entre dos finalistas, no ha habido resultados concluyentes. Y también (aunque esto, por supuesto, es un armazón argumental a posteriori) porque son dos temas que me parecen indicados para los conflictos mentales que llevamos estos días en la cabeza: uno es animado, euforizante, muy apropiado para sobreponernos a la angustia coronavírica, y el otro en cambio es lento, reflexivo, incluso con cierto aire de catástrofe inminente. In Love And War abre el álbum de debut en solitario de David Newton & Thee Mighty Angels, que luce el precioso título de A Gateway To A Lifetime Of Disappointment (es decir, la puerta de entrada a una vida de desilusión). Lo de álbum de debut puede conducir a confusión, porque en realidad David Newton, el señor de la foto de arriba, es un veterano de la música británica, conocido sobre todo por su papel de guitarrista y compositor en The Mighty Lemon Drops, exitoso (o relativamente exitoso) grupo de los 80 que facturaba un pop colorista de aliento psicodélico. Ahora Newton reaparece con un disco artesanal repleto de canciones bonitas, con cierto aire de extravagancia británica y con colaboración de Eddie Argos y todo. Mi hija de 4 años se pone a bailar automáticamente en cuanto empieza esta canción de vitalidad agridulce, y yo a veces también.

Ahora que ya estamos contentillos, vamos con Disco Ball, que tampoco es que sea deprimente en absoluto pero tiene un primer (y último verso) que me encanta, como una escena de esas pesadillas que a veces nos atormentan pese a su esencia casi infantil: «La bola de discoteca se cae y tú la atrapas, evitando el desastre». La firma Merce Lemon, que se presenta como «una banda de padres» pero en realidad es una cantautora de Pensilvania, aunque es cierto que entre los músicos figura su padre a la guitarra. Las suyas son unas canciones pequeñas y curiosas, que tratan sobre «ideas a gran escala» pero a través de situaciones y objetos cotidianos. Cuidado con la bola, que ya nos cae sobre la cabeza.