Cold Beat nacieron como el proyecto minimalista y electrónico de Hannah Lew, entonces miembro de Grass Widow, pero a estas alturas quizá ya no siempre suenen tan minimalistas ni tan electrónicos, por mucho que esos dos rasgos sigan formando parte indispensable de su ADN. En Prism, los teclados parecen empeñados en una pelea particular con la guitarra, que a veces acapara todo el espacio, y en cierto modo el minimalismo es más melódico que sonoro: estamos ante una de esas canciones (por las que siento debilidad, lo admito) en las que, cuando uno cree que llega el momento del estribillo, se da cuenta de que el estribillo es todo lo que lleva escuchado hasta entonces, ya que entre repetición y repetición de esa melodía solo habrá interludios instrumentales. Prism es fascinante y rara como un prisma de cuarzo, todo el rato igual y todo el rato distinta.
Es el tema que abre, tras una breve introducción, Mother, el cuarto álbum de Cold Beat. Se trata de un disco con cierto ramalazo conceptual, ya que está compuesto mientras Hannah estaba embarazada y se plantea como “una descripción de la tierra para un nuevo humano que nunca había estado aquí”. Denle al play y déjense llevar como bebés.