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Cinco de 2019 (la minilista evadida)

 

 

A lo mejor da la impresión de que una lista tan cortita como la mía se hace en un periquete, como quien arroja un montón de discos encima de una mesa a ver cuáles se quedan encima. Total, ¿qué más da? Pero, en realidad, llevo un mes dándole vueltas mentales al asunto, sopesando méritos y criterios, como si esto realmente le importase a alguien. Un ejemplo: siempre me planteo que, si en la clasificación de mi cabeza se produce un empate entre un artista más bien conocido y otro menos popular, me quedo con el segundo, pero creo que eso acaba complicándome las decisiones en lugar de facilitármelas. Y una duda: ¿qué es mejor, un disco con cinco canciones de 9 y cinco canciones de 7 o un disco con diez canciones de 8? Todavía no he llegado a una conclusión definitiva sobre eso.

El caso es que aquí está el resultado de tantas discusiones conmigo mismo. Como siempre, son solo cinco álbumes, aunque a continuación viene el grupito de finalistas (algunos han estado entrando y saliendo de la lista y todavía me inspiran dudas) y el pelotón de destacados, y no están ordenados pero en realidad, de algún modo, sí lo están, si me permiten la frívola contradicción. Hay dos artistas españoles (andaluz y catalán), dos artistas estadounidenses (de Indiana y Nueva York) y una británica (de Gales). Cuatro son grupos y una, solista. Y me temo que, si los sumamos a todos, salen más hombres que mujeres, aunque la única solista es chica, uno de los grupos es paritario y el otro tiene lideresa. Vamos allá

 

Big Thief – Two Hands
La banda de Adrianne Lenker ha editado este año dos álbumes, y me siento un poco ridículo por elegir uno y no el otro, pero es cierto que he escuchado mucho más este Two Hands que su antecesor inmediato, quizá porque prefiero que el tenso equilibrio de Big Thief escore ocasionalmente hacia lo contundente (y Not resulta demoledora en ese aspecto). Por lo demás, el cuarteto neoyorquino mantiene esa magia emparentada con el viejo Neil Young y marcada por el extremismo emocional de Adrianne, que siempre parece a un paso de quebrarse y desmoronarse. Es rock delicado pero nada dulzón, a la vez vulnerable y lleno de fuerza, con una capacidad increíble para crear belleza que jamás suena trillada.

 

Lagartija Nick – Los cielos cabizbajos
La carrera de Lagartija Nick puede entenderse como una tensión constante entre la austeridad de sus raíces punk y la ambición de proyectos que podríamos definir como progresivos. La muerte de Jesús Arias, hermano mayor de Antonio, los ha empujado de manera decidida hacia ese segundo territorio, ya que Lagartija han asumido algunos de los proyectos (audaces hasta rozar la utopía) que Jesús dejó a medias. Los cielos cabizbajos se centra en los horrores de la guerra, con canciones dedicadas a ciudades azotadas por el desastre bélico, y combina magistralmente la poesía del sufrimiento con influencias musicales que abarcan desde la clásica contemporánea hasta ese punk que siempre sigue ahí. Con momentos hermosos y terribles (las redondas Buenos días, Hiroshima y Sarajevo), es un álbum que debería perdurar en el tiempo, algo así como un nuevo monumento del rock nacional.

 

The Cowboys – The Bottom Of A Rotten Flower
Todos los diciembres suele haber un disco que busco en vano en las listas de fin de año. Este año, esa ausencia desconcertante corresponde al cuarto álbum de The Cowboys, una banda de Indiana que (me parece a mí) tampoco se esfuerza mucho en trepar por el escalafón de la popularidad. Según las cuentas que me lleva Spotify, este disco es el que más he escuchado a lo largo de 2019: la cosa tiene su trampa, porque se cuentan reproducciones de canciones y el álbum tiene nada menos que dieciséis, pero a la vez me parece perfectamente defendible, ya que pocas novedades brindan el puro gozo, el desenfado y el derroche melódico de The Cowboys. Lo lógico parece situarlos en el punk más cercano al power pop, o viceversa, pero sus canciones adictivas y concisas (la mitad, por debajo de los dos minutos) van disparando en el oyente referencias que van de The Undertones a Bruce Springsteen, pasando por los Kinks o el country.

 

Sandré – Ave muñón
Claro que, si hablamos de urgencia y concisión, arrasan Sandré, ya que solo tres de las once canciones de su álbum de debut pasan de los dos minutos. El cuarteto barcelonés agarra al oyente en el primer segundo y lo arrastra en un viaje trepidante y majareta, como si lo hubiesen atado al guardabarros trasero de un coche. Las primeras veces, uno llega al final confuso y asombrado, sin saber muy bien lo que acaba de escuchar, y eso impulsa lógicamente a repetir en bucle. Ave muñón es un disco insolente, escatológico, surrealista y arrollador, un torpedo de apariencia punk y carga noise rock que reduce a cenizas la mayor parte del punk prefabricado que suena por ahí. Y, encima, con esos dibujitos en la portada, que a mí siempre me hacen acordarme de otro disco loco y escatológico, el Hairway To Steven de los Butthole Surfers.

 

Cate Le Bon – Reward
He estado hasta el último momento con tres discos dando vueltas para ocupar este hueco de la lista, como mazas de malabares que se han ido cayendo hasta que ha quedado solo Cate Le Bon. ¿Las finalistas? Eran SASAMI y Shari Vari, que por eso encabezan la lista embarullada de debajo, y me imagino que lo de inclinarse por una sobre las otras ha tenido cierto punto de arbitrariedad y afecto. La artista galesa es una reincidente de estas minilistas de fin de año (apareció en la de 2016, pero lleva rondándolas desde 2009) y tiene más o menos garantizado el éxito evadido, porque cada disco nuevo viene a ser una excursión por ese mundo suyo, tan propio, tan excéntrico, tan mágico y tan reconocible, como si fuese una vecina de Syd Barrett que nos guía por nuevos rincones de su jardín. En Reward, la artista galesa cambia la guitarra por el piano como herramienta básica y logra un par de cumbres de su pop anómalo con Daylight Matters y Home To You. Otros preferirán su vertiente más marciana, pero, para mí, Cate Le Bon no tiene rival cuando decide condensar su universo en canciones accesibles.

 

Muy cerca de los puestos de cabeza se han quedado SASAMI, Shari Vari, FKA Twigs, Lorena Álvarez, McEnroe, La Bien Querida, Meatraffle y Black Midi. Y también me han gustado mucho los discos de Tiny Ruins, WOW, Weyes Blood, Sudan Archives, Tom Brosseau & Sean Watkins, Tropical Fuck Storm, Kacy & Clayton, Jeanines, Chrissie Hynde, Automatic, Bitw, Writhing Squares, Iona Fortune, Mega Bog, Esoteric, Zen Mother, Dallas Acid, Andreas Dorau, Carolina Durante, Faraón & Los Sarcófagos, Black Fucking Cancer & Gloam, Blut Aus Nord, Lealani, The Unthanks, Nick Cave, Coàgul & Escama Serrada, Hidrogenesse, Hierophants, Weeping Icon, Kefaya, Fatamorgana, Serpiente, Anemone y Lucy Claire.

Vamos con Big Thief en su reciente aparición en la KEXP.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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