Veo un poco difícil que al dúo londinense Scrounge le acaben dando el Nobel de Literatura por la letra de esta canción. Les copiaré cuatro versos al azar: «Badoom, badoom, badoom / badoom, badoom, badoom, / badoom, badoom, badoom, / badoom, badoom, badoom». Pero no se piensen por eso que el resultado es menos efectivo que las estrofas de, vamos a decir, Bob Dylan: podríamos argumentar que la composición trata de reflejar simultáneamente el tedio y las tensiones de la vida cotidiana, y sería verdad, pero nos vamos a quedar en que simplemente la repetición de la palabra potencia al extremo el carácter percutivo y acuciante del tema, hasta bordear lo angustioso.
«¿Oyes eso? Son los latidos de mi corazón al ritmo de la batería. / Hace badoom, badoom, badoom. / También estoy cansada, estoy cansada, / llevo el peso del mundo sobre los hombros, / badoom, badoom, badoom», introduce el asunto la vocalista y guitarrista Lucy, mientras el batería Luke le da a lo suyo.