Sé que hay muchas personas que odian Halloween, incluso tengo cerca a alguno de esos cascarrabias, pero yo no puedo criticar más que una cosa de la gran noche del terror: que no empezásemos a celebrarla allá por los 70, cuando yo era niño y habría podido zambullirme de lleno en los placeres del miedo. De mayor uno lo festeja de manera más distanciada, qué le vamos a hacer, pero siempre quedan actividades tan atractivas como la de rescatar alguna música que recoja el espíritu de la fecha. Les traigo tres. Quizá parezcan pocas, pero, como son muy diferentes, servirán para tener satisfecha a la mayor parte de mi distinguida clientela.

La primera no es un rescate, sino una novedad de los scream kings de la foto verdosa de arriba. Los catalanes F.A.N.T.A. son algo así como unos profesionales de Halloween, una fiesta que sirve de resumen perfecto para su encantador universo de serie B. Han anunciado que van a someterse a una temporada de hibernación, pero antes de dormirse como osos han soltado una nueva píldora de alegre ramonismo: este Horrorland dedicado al scream park de Cercs, junto a la central térmica.

Andy Votel, el capo del sello Finders Keepers, es otro adicto a los escalofríos del 31 de octubre. A eso se suma su condición de sumo sacerdote de la arqueología sonora, así que en estas fechas siempre conviene estar atento a sus redes sociales, porque caerá algún tesorito desenterrado: ¡con lo de moda que están las exhumaciones! Este año, entre otras cosas, ha desempolvado un entretenidísimo mix de 50 minutos que preparó hace unos añitos, centrado en bandas sonoras de películas indias de terror. Puede que no dé exactamente miedo, pero resulta ideal para ponerse a bailar absurdamente, como suelen bailar los monstruos.

Y la tercera la desentierro yo mismo, con confesión previa de ignorancia. No solo no la conocía hasta hace unas semanas, sino que ni siquiera tenía ubicado a su autor, Arístides Moreno, popular cantautor canario. Espectros es una miniatura en plan banda de muertos que abría su álbum de 2005, Espectro lumínico, y que tiene un estribillo muy adecuado para corearlo esta noche: «Los espectros tienen vida, / no necesitan nada de comida. / Esqueletos sinuosos / con una tez descarnada y amarilla / viven felices en cementerios / donde se pegan a la buena vida».