A principios de este mes todo estaba preparado ya para el lanzamiento del nuevo álbum de The Muffs, incluso algunos medios habían publicado su reseña, cuando llegó la sobrecogedora noticia del fallecimiento de Kim Shattuck, la líder del trío, con 56 años. Hasta ese mazazo, la noticia de que le habían diagnosticado ELA no había trascendido más allá de su círculo íntimo. La vitalidad contagiosa de The Muffs y la personalidad arrolladora de su vocalista no parecen cuadrar con nociones como el sufrimiento y la muerte, pero resulta inevitable buscar en el álbum, publicado hoy mismo, algún signo de ese desenlace que ella sabía inevitable, y supongo que la última canción del disco, la acústica y entrañable Sky, es la manera de Kim Shattuck de decir adiós: “Estoy tumbada sobre la hierba fresca y agradable y estoy pensando, / me pregunto si los pájaros pueden volar hacia arriba y si no hay un techo”, canta en ese tema de resonancias infantiles, desde esa niñez que llevamos siempre con nosotros como un refugio para los tiempos malos. Es curioso cómo las canciones más reposadas de este álbum me han hecho pensar en las piezas en solitario de otra Kim, Kim Deal, a la que Kim Shattuck sustituyó unos meses en los Pixies 2.0.
Pero he preferido elegir como muestra una canción más en la línea de ese pop-punk chispeante y energético tan característico del trío californiano, con un entronque en la artesanía melódica de toda la vida que les ha valido elogios de figuras como Elvis Costello. O, qué caramba, mejor vamos a quedarnos con dos, porque ese arranque del álbum con That’s For Me (una miniatura que deja con ganas de un par de minutos más) y Down Down Down resume bien la combinación de dulzura, efervescencia y rabia que caracterizaba al grupo, y que tanto nos hizo disfrutar hace cuatro años (cuatro ya, o quizá solo cuatro) en el Hika Ateneo de Bilbao, un local mucho más pequeño de lo que su trayectoria y sus canciones habrían merecido.