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A lo mejor me pongo un poco pesado con 4’33’’, la pieza silenciosa de John Cage, pero al menos se trata de una música que no cansa a nadie. Hace un par de semanas publiqué en el periódico de papel un reportaje sobre esta composición, en la que no suena ni una sola nota: ya saben que el autor estadounidense pretendía demostrar con ella la imposibilidad del silencio o, más bien, su idea complementaria, que todo es música si se escucha con la necesaria atención. Es ya tradicional tomarse la obra un poco a choteo, y yo creo que resulta sano envolverla en cierto sentido del humor, pero también les contaré una cosa: tras el reportaje recibí uno de los escasos feedbacks (diré más, de los escasísimos feedbacks positivos) que nos llegan a los periodistas en estos tiempos, el mensaje de un bilbaíno que me mostraba con orgullo la partitura de 4’33’’ que atesora en su colección.

El caso es que había buscado cinco versiones variadas de 4’33’’ para acompañar al reportaje en su versión digital y nunca llegó a salir. Como no me gusta desperdiciar material, las traigo ahora por aquí. Escuchemos (aunque, con esta obra, siempre es un decir) la primera, fiel al formato original de la pieza: es una versión pianística a cargo de la intérprete turca Elif Önal.

 

 

De alguna manera, 4’33’’ gana con la interpretación orquestal, como si esa máquina tan compleja diseñada para hacer música amplificase, con su inacción, el silencio. Esta interpretación corresponde a la orquesta japonesa K2Orch con una solista de violín. No falta la afinación antes de acometer la pieza.

 

 

Más allá de las salas de conciertos, muchos músicos (y no músicos) se animan a grabar sus versiones de 4’33’’, unos como experimento y otros como parodia. Esta interpretación coral, a la que corresponde también la foto de arriba, fue promovida por el músico ruso Andrej Surotdinov con un grupo de amigos de distintas profesiones. «Si yo fuese médico -asegura-, prescribiría esta pieza como medicina para políticos, amas de casa, atletas, trabajadores manuales, presentadores de televisión, guardias de seguridad, gente de negocios, generales…».

 

 

Por supuesto, no hay nada que ate 4’33’’ al mundo de la música clásica. Existen interpretaciones de todos los géneros y con los instrumentos más variopintos. Una de las más trepidantes es esta, de la vertiente bufa, a cargo de un batería de death metal: la toca tan rápido que solo dura minuto y medio y, como extra, incluye al final tomas de sus intentos fallidos.

 

 

Y terminamos con la interpretación/performance del grupo esloveno Laibach, que ha servido de adelanto a la caja discográfica anunciada por Mute para mayo, en la que cincuenta y tantos artistas de su catálogo tocarán 4’33’’. Ojo, la composición de John Cage es una de las pocas obras musicales que pueden escucharse sin mayor problema en cualquier trabajo, pero algunos pueden considerar que el vídeo que acompaña esta versión no es del todo safe for work.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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