Soy muy simple y hay anzuelos a los que no puedo resistirme. Empiezo a escuchar nuestra canción de la semana, con sus teclados de fondo y esas voces que cantan una melodía más o menos soul, y pienso que no va a ser lo mío. Pero, a eso del medio minuto, entra en juego una batería motórica al estilo del krautrock y resulta que ese ritmo va acelerando, ¡acelerando!, y ahí ya me tienen más o menos ganado para su causa hagan lo que hagan.

Los firmantes de Fire Is The Mouth se llaman Erica Eso, proceden de Nueva York y son un quinteto que nació como proyecto de dormitorio del teclista y compositor Weston Minissali. Ahora funcionan como banda completa y compleja, porque lo cierto es que lo suyo no encaja en las clasificaciones habituales: hacen un pop de vanguardia, dislocado e imprevisible, que bascula entre el gancho pop y la abstracción ambiental. A mí, de hecho, además de este tema, lo que más me gusta de su segundo álbum son las dos partes de Mirror Stage, letárgicas y como envueltas en vapor, igual que la foto de arriba. Aunque en realidad no se parecen a ellos, a mí me hacen acordarme de los ochenteros británicos A.R. Kane, por ese fondo soul y por su tratamiento experimental de ingredientes que servirían para canciones más convencionales.