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Amor para Genesis

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De todos los músicos a los que se aplican adjetivos como rupturista, radical o provocador, quizá ninguno los merezca más que Genesis Breyer P-Orridge, el padre de la música industrial, un apóstol de la subversión que atormentó a la Gran Bretaña de los años 70 a través de vehículos como el colectivo COUM Transmissions y el grupo Throbbing Gristle. Aquellos «desguazadores de la civilización», como los bautizaron los tabloides, estaban obsesionados por asuntos como la pornografía, el ocultismo, el sometimiento de las masas y la violencia. Posteriormente, en los 80, P-Orridge canalizó su carrera a través de la iglesia Thee Temple Ov Psychick Youth y su brazo musical, Psychic TV, para finalmente centrar su actividad artística en su propia persona: junto a su segunda esposa, Lady Jaye Breyer, emprendió un proyecto bautizado como Pandrogeny, en el que los dos miembros de la pareja se identificaban como mitades de un mismo ser (Breyer P-Orridge) y trataban de unificar su apariencia a través de la cirugía. Ambos recibieron implantes mamarios, de pómulos y de mentón, se operaron la nariz, se sometieron a terapia hormonal y se hicieron tatuajes gemelos para parecerse cada vez más.

Lady Jaye falleció en 2007 y Genesis atraviesa ahora mismo horas bajas. Le han diagnosticado leucemia y, al sufrimiento por su enfermedad y su tratamiento, se suman unas estrecheces económicas que aumentan sus penalidades. No creo que la música industrial haya hecho rico a nadie (con el rock industrial sí que ha habido algunos afortunados), pero la situación de Genesis parece particularmente preocupante. Su amigo Douglas Rushkoff (hey, el tipo que acuñó el concepto de viralidad aplicado a internet) ha desvelado que P-Orridge «está en la ruina y debe tres meses de alquiler» y ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding para ayudarle: aquellos biempensantes escandalizados de hace cuarenta años se asombrarían o se asombrarán hoy al ver que a Genesis le quiere tanta gente, porque se han recaudado 50.000 dólares en un mes. También hay iniciativas artísticas con la intención de echarle una mano. El sello Unknown Pleasures ha organizado un par de discos de tributo en los que participan artistas como Peaches, Der Blutharsch o nuestros Esplendor Geométrico. «Para nosotros, Genesis siempre ha sido un modelo musical, filosófico y espiritual», justifican los promotores del proyecto. Aquí tienen la primera entrega y aquí la segunda.

Así les ha quedado a Esplendor el Discipline de Throbbing Gristle, uno de sus grandes clásicos, con perdón. Digamos que la convierten en una canción infantil.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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