En los comienzos del rock, nadie habría previsto que, algún día, esos tipos que berreaban y sacudían la pelvis adquirirían la respetabilidad necesaria para convertirse en escultura. Pero el mundo ha acabado lleno, quizá demasiado, de estatuas de roqueros: hace unos años me tocó seleccionar unas cuantas para un reportajito y me sorprendió la abundancia […]