Rara vez encuentro el tiempo para comentar las novedades de artistas que ya han aparecido alguna vez por aquí, quizá por miedo a acabar hablando siempre de mis diez o doce preferidos, pero da la casualidad de que dos santos patrones de este blog acaban de sacar nueva referencia y de que, además, mis canciones favoritas de los respectivos discos comparten cierto terreno temático. Las dos hablan de lo que podríamos llamar asimetría sentimental, de cómo, tras una separación, las mentes y las vidas de una pareja no suelen divergir al mismo ritmo. Así que allá vamos.
El primero de los artistas es Keaton Henson, un hombre marcado por una ruptura sentimental, hasta el punto de que se hizo músico por la necesidad de dar salida a su dolor tras aquella amarga experiencia. El británico Henson, con la estampa de hidalgo sufriente que ven en la foto, es un tipo hipersensible y muy dado a quitarse el caparazón en público y exponer temerariamente sus zonas blandas. Su nuevo álbum, Kindly Now, incluye la canción Old Lovers In Dressing Rooms, en la que cuenta la visita a camerinos de su antigua novia. «No tengo mucho que decir, / ‘he pensado en ti todos los días’, / y ella parece decepcionada / cuando le digo que sigo sin ser feliz», canta el bueno de Keaton, que nunca ha sido el más alegre de su manzana. Termina así: «‘¿Me quisiste tal como lo has escrito?’. / ‘Bueno, me temo que sí, me temo que sí’. / Y ella sonríe y dice que tiene que marcharse. / Me quedo solo y en silencio / hasta que vienen a decirme que tengo que irme, / que hay gente a la que debo saludar». Es una de esas canciones que conviene escuchar mientras se lee la letra.
Un tono un poco diferente adoptan Comando Suzie en Fotos, la canción que abre su nuevo miniálbum, Principios y salidas. Me veo obligado a recordar de vez en cuando que el proyecto del barcelonés Raúl López es uno de los mejores grupos de este país, con su costumbrismo contemporáneo envuelto en tecnopop: nadie ha reflejado mejor la capacidad de las redes sociales para ratificar y magnificar la propia soledad. «Te va mejor que a mí, / lo he visto en Instagram», arranca en este tema, con un estribillo hiperpegadizo y esa mezcla tan suya de autoconmiseración y autoironía. Ah, tiene vídeo: mi hija de cinco años sigue empeñada en que la roca es una montaña entera y que «el chico es un gigante».