Cuánto tiempo hace que no hablamos de los grupos japoneses de chicas, esa industria inquietante de cantantes adolescentes, hermosas, sincronizadas y reemplazables, manejadas desde las sombras por señores empresarios a los que uno supone muy amantes de la juventud. En este blog tenemos cierta afición a reflejar las peripecias de las multitudinarias AKB48: asomaron al blog cuando incorporaron a una componente que no existía, porque era la suma virtual de los rostros de sus compañeras, y también cuando los jefes castigaron a una de las chicas, Minami Minegishi, por haber pasado la noche con su novio. La pobre y llorosa Minami tuvo que afeitarse la cabeza y pedir perdón en un vídeo.
Parece que este tipo de conflictos no son tan excepcionales como se podría pensar. Estos días se ha suscitado cierto debate en Japón por un caso muy similar, aunque no ha trascendido el nombre del grupo: una cantante de 17 años ha sido condenada a pagar casi 5.000 euros de indemnización a su agencia por haberse ido a un hotel con un fan. Al parecer, su contrato le prohibía de manera expresa implicarse en una relación amorosa y, de hecho, los empresarios decidieron disolver el conjunto poco después de conocer la noticia. «Siendo un ídolo femenino, la política de no tener citas era necesaria para que ella se ganase el apoyo de los fans masculinos», argumenta el juez, que parece persona de grandes certezas. En las redes sociales, muchos no opinan lo mismo y tachan de inhumanas a las agencias de tarento, esa graciosa adaptación de talent que utilizan en japonés.
El debate ha coincidido, y quizá incluso tenga algo que ver, con la misteriosa aparición de fotografías de Minami Minegishi rapada en distintos lugares del mundo, como París o Sarajevo. ¿Será una acción artística? ¿Será tal vez un culto nuevo? ¿Será simplemente una chorrada? Seguiremos informando.
Les dejo con uno de esos vídeos desconcertantes que suele colgar el emporio AKB48.