Todas las consideraciones racionales y las reflexiones eruditas quedan inmediatamente abolidas ante una canción como Fin del mundo, un chupito dulce y cabezón que emborracha al oyente y le hace comportarse como un tontuelo, un ser bailoteante y canturreante con una sonrisa cada vez más amplia. Supongo que, con una buena dosis de autodisciplina, […]