No sabía hasta hoy que, una vez, se celebró un concierto en el que compartían cartel dos grupos llamados R.E.M. La historia me ha parecido tan bonita que algo, en el doble fondo de mi mente, me dice que tiene que ser mentira, pero la ha contado en varias ocasiones uno de sus protagonistas, que a la sazón ha sido también durante muchos años redactor jefe de Wired, así que vamos a darle una pizquita de crédito.
Nuestro hombre, Chris Anderson, tocaba el bajo en una banda de Washington DC inspirada en el sonido nervioso de Gang Of Four. Se llamaban R.E.M. y, al parecer, eran bastante buenos: tenían ya preparado su primer EP cuando se enteraron de que otro grupo se había puesto el mismo nombre. Esos tipos inoportunos procedían de Athens, Georgia, y también acababan de grabar su primer sencillo, con una canción llamada Radio Free Europe. El lanzamiento de los dos discos estaba previsto para la misma semana de 1982, que también es casualidad, y al propietario del 9:30 Club de Washington se le ocurrió montar una batalla de bandas restringida a los dos R.E.M., es decir, un concierto para solucionar el lío del nombre: decidirían el orden sobre el escenario a cara o cruz, y el ganador podría seguir llamándose R.E.M. y, además, decidir el nuevo bautismo del perdedor.
Les tocó abrir a los R.E.M. locales, que quedaron muy contentos de su actuación. Se sentían triunfadores, pero… «Entonces subieron los otros R.E.M. Creo que la primera canción que hicieron fue Radio Free Europe: la multitud se quedó callada, las bocas se abrieron y, cuando tocaron el último acorde, la sala explotó», relata Anderson, que identifica a Mike Mills como el miembro de R.E.M. que eligió su nuevo nombre. A partir de entonces se llamaron Egoslavia, y el blog The Thing On The Doorstep acaba de colgar un ripeo de su único álbum, que llevaba la bonita portada que ven arriba.
Y a mí que el nombre de R.E.M. siempre me ha parecido horrible…