Si les cansan las saetas y las bandas de cornetas y tambores, pueden complementar ese régimen sonoro de Semana Santa con un poco de violín funerario, que les aportará diversidad sin romper el tono general. El compositor británico Rohan Kriwaczek se ha convertido en el principal historiador de esta forma musical prácticamente olvidada, que durante mucho tiempo tuvo una presencia casi cotidiana en su país: en su libro An Incomplete History Of The Art Of The Funerary Violin, Kriwaczek relata cómo en el siglo XVII «cada ciudad, incluso cada pueblo, contaba con su propio violinista funerario, normalmente a tiempo parcial y encargado también del puesto de carpintero y fabricante de ataúdes». El Gremio de Violinistas Funerarios se fundó en 1580, con su lema nullus funus sine fidula (algo así como ningún funeral sin violín), y Kriwaczek cita como último representante de esta tradición a Niklaus Friedhaber, que falleció en 1915. Hoy resulta muy raro que se interpreten las piezas de autores que fueron célebres en su día, como el imponente Hieronymous Gratchenfleiss.
Estooooo… ¿recuerdan que la semana pasada iniciamos una pequeña serie de mistificaciones histórico-musicales, verdad? La culpa fue de H&M y de sus bandas inventadas, tan rematadamente falsas como el violín funerario (jamás existió esa tradición) y todos sus representantes. Kriwaczek publicó su libro hace nueve años y ni siquiera su editor sospechó que se lo había inventado todo, hasta que el New York Times se puso en contacto con él para preguntarle por el tema. La tarea de nuestro travieso estudioso sigue hoy en día: a través de la web del Gremio de Violinistas Funerarios, que él mismo preside, se ofrece para tocar en sepelios y comercia con partituras y cedés. La cuestión es que la música (que supongo compuesta por él mismo) suena hermosa y evocadora, con una mezcla de aspereza folk, abandono romántico y desesperación gótica, como en esta Sombría coquetería de la muerte. A mí, de verdad, no me importaría que un tipo lúgubre con sombrero la tocase en mi funeral.