Esta vez no ha habido lista inactual. Normalmente, al terminar el año, me gustaba destacar esos álbumes de otras cosechas (de hace un par de años, un lustro, una década, medio siglo…) que yo no había descubierto hasta ahora y que me habían causado especial impresión. Al fin y al cabo, resultaban tan nuevos para mí como la música recién editada y además, muchas veces, eran infinitamente mejores. Pero en 2013 he incurrido en el grave pecado del ultimismo. Vamos, que he centrado mis hábitos de escucha en canciones que acababan de salir del horno: hay tantas y están tan disponibles en Spotify que me ha quedado muy poco tiempo para el pasado. Qué mal, oigan.
Estoy arrepentido, tengo propósito de la enmienda y, además, da la casualidad de que he inaugurado 2014 enganchado a unos tipos que editaron sus once álbumes entre 1969 y 1982. Me refiero a los franceses Catherine Ribeiro + Alpes, la suma de una cantante heterodoxa, hija de emigrantes portugueses, y un grupo liderado por un sujeto extraño, Patrice Moullet, que se dedicaba a fabricar instrumentos electroacústicos con nombres como cosmófono (fíjense bien, por ejemplo, en eso que tañe en la foto). Catherine y Patrice se conocieron en el rodaje de Los carabineros, la peli de Godard en la que actuaban ambos, y juntos desarrollaron un estilo que aspiraba a convertirse en un completo «universo sonoro». Por supuesto, su sonido tiene mucho que ver con la época, con temas que pueden alcanzar los veintitantos minutos y a menudo se dividen en varios pasajes, lo que provoca grave riesgo de divagación y tostonazo, pero su amor por las bases repetitivas, los ambientes ominosos, la intensidad temeraria y la extravagancia vocal les libra de todo olor a rancio, al menos en mi nariz. Les cuelgo unas imágenes televisivas de 1972 que a lo mejor son un poco rollo, porque combinan la entrevista (en francés, claro) con fragmentos de actuación en directo, pero es que Catherine, que editó su álbum en solitario más reciente hace siete años y ahora andará por los 71, es una de esas vocalistas a las que da gusto ver, incluso cuando habla o cuando fuma.