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La música que mola en Fuengirola

Mira que poner música en una caseta festiva es una tarea más o menos sencilla. Hombre, sí que exige un poco de buen gusto y cierta habilidad para captar las vibraciones generales, por eso de sintonizar con el ambiente, pero por lo demás es una cosa básica, que no requiere el título de neurocirujano ni de musicólogo ni nada parecido. A menos, claro, que estemos pinchando en el recinto ferial de las fiestas del Rosario en Fuengirola, porque allí la labor del selector se convierte en un reto exigentísimo. La alcaldesa, María Esperanza Oña, que también es parlamentaria autonómica y curiosamente pertenece al PP (y la tienen en la foto junto a un amigo), ha sacado un bando en el que establece los requisitos que debe cumplir la música, que también son ganas de reglamentar. Condensa su orden en dos frases gloriosas: «Se autorizan todo tipo de músicas siempre que estén interpretadas en español. Bajo ningún concepto se permitirá la ambientación musical con los siguientes géneros: funk, rap, reggaeton, electrónica, metal, alternativa, hip hop, reggae, heavy metal, country, punk, gótica, ritmos latinos en general». Las últimas cuatro palabras son la trampa definitiva para el pobre DJ de caseta, que ya se había hecho a la idea de no pinchar a Ultraviolence ni a Dantesco, pero que se ve sobrepasado por la obligación de buscar música festiva en castellano que no esté contaminada de «ritmos latinos en general».

Desde luego, la canción que usaba María Esperanza Oña en su campaña no le sirve, aunque a lo mejor se puede sacar otro bando para permitir de modo excepcional esta alegre tonada.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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