Empiezo a escribir con un poco de miedo. Con mucho miedo. Aterrado. Porque uno redacta unas líneas sobre One Direction y lo mismo acaba castrado o con limas de uñas en los ojos. Así que permítanme que les cuente todo esto en un tono prudente: la revista GQ ha editado su nuevo número con cinco portadas diferentes, cada una dedicada a un miembro de la popular boy band, pero esa sobreabundancia gráfica no ha bastado para contentar a algunas directioners, las entusiastas fans del grupo, que han quedado muy disgustadas con el trato brindado a Harry Styles. Su entrevista toca cuestiones delicadas como la bisexualidad y, ciertamente, al chaval lo han presionado un poco. Vean el siguiente intercambio, que resolverá algunas de sus grandes dudas sobre el mundo y la vida:
-¿Sabes con cuánta gente te has acostado?
-Sé con cuánta gente me he acostado, sí.
-¿Cuántos son?
-Desde luego, no te lo voy a decir.
-¿Puedes darme un número estimado, una aproximación?
-No.
-Di sí o no. ¿Menos de cien?
-¡No!
-Entonces, más de cien.
-No, definitivamente son menos…
-¿Menos de cincuenta?
-Sí, menos de cincuenta.
-¿Menos de treinta?
-¡No voy a hacer esto! ¡Me estás acorralando!
El caso es que la revista ha recibido tantos tuits amenazadores, algunos la mar de coloristas, que sus responsables han decidido publicar una selección. «Las fotos de GQ me dan ganas de acuchillarme el útero», dice una seguidora, no se sabe muy bien si por entusiasmo o por rechazo. «¿Os dais cuenta de cuánta gente quiere castrar a los que trabajáis para esta revista de mierda?», plantea otra. «GQ tiene que callar la puta boca antes de que rompa mi lima de uñas de cristal y los acuchille en los ojos», comenta una tercera. «Pueden meterse una motosierra por el culo hasta que les mutile las entrañas», se le ocurre a otra. «Espero que se mueran de clamidia», proponen también.
Buffff, y luego dirán de Burzum y el black metal noruego.