La verdad es que llevo toda la semana escuchando en bucle el nuevo álbum de Triángulo de Amor Bizarro, que se las han arreglado para añadir otra maravilla a su discografía: cualquiera de los nueve cortes valdría para tema de la semana, pero ya saben que nunca repetimos artista (de momento, claro), de modo que los fenómenos gallegos no son elegibles. Así que damos un buen bandazo y nos vamos, sí, a Kanye West. Estoy fascinado por su I Am A God desde la primera vez que lo escuché, con ese ambiente amenazador de dancehall industrial y esos gritos desgarradores, y creo que podría gustarle a mucha gente que, como yo, ha seguido poquísimo a este hombre por considerarlo ajeno a su universo musical. Siento debilidad por el momento en el que dice «mi casa, su casa», en español, y me encantan las aclaraciones que ha dado sobre la letra: «Hice esa canción porque soy un dios, je, je… No creo que haya más explicación. No voy a sentarme aquí para defenderlo. Esa mierda es rock and roll, tío. Esa mierda es rap. Yo soy un dios, ¿y qué?». Ah, el señor que canta al principio es el jamaicano Capleton, y el verso final corre a cargo de Justin Vernon, el de Bon Iver.
Y, antes de acusarme de modernete y advenedizo, tengan en cuenta que el álbum entero ha entusiasmado al vetusto Lou Reed, que incluso se ha puesto a escribir para alabarlo. «El tipo tiene talento de verdad, de verdad, de verdad. Está intentando de verdad elevar el listón. Nadie está ni siquiera cerca de hacer lo que él está haciendo», argumenta Lou, además de decir que los gritos de I Am A God le ponen los pelos de punta. Qué cosas.