Aprieten el play, cierren los ojos y déjense transportar por el vibráfono hasta los manglares de las Bahamas, que es donde está Bimini, según la Wikipedia. O, mejor aún, no cierren los ojos y así podrán ver en acción a Ìxtahuele, un trajeado quinteto sueco que se ha propuesto recuperar lo que se llamó exotica, esa música de raíz jazzística que triunfó en los 50 y los 60 con sus aromas agradables de culturas lejanas. Ìxtahuele rinden culto a Martin Denny, Arthur Lyman, Frank Hunter o Lex Baxter y aspiran a «proporcionar la banda sonora perfecta» para un itinerario por «remotas islas exóticas, tierras perdidas y ciudades antiguas». El verdadero viajero de sofá, afirman, no puede conformarse con Hawái, sino que «también ha de ir al Amazonas, Micronesia, Oriente Próximo, el Caribe e Indochina». Su álbum Pagan Rites viene a servir de billete sonoro hacia esos destinos, con cóctel de bienvenida como el de la foto.
Claro que a lo mejor he escogido esta canción simplemente porque dentro de un rato me cojo quince días de vacaciones, y me ha llegado la hora de soñar con los dioses de piedra de Bimini o, al menos, con el sofá.