Ya se van disipando los vapores de la Navidad y proliferan los anuncios de conciertos interesantes en Bilbao: The Jon Spencer Blues Explosion, Antònia Font, La Bien Querida… Pero ninguno de esos es en enero, un mes tradicionalmente sosillo, con ese torpor que nos deja el empacho de fiesta. Ahí les van cinco conciertos en cinco recintos distintos: dos de Bilbao, dos de Erandio (qué cosas) y uno de Vitoria.
Awakening Sun (día 10, Sentinel). Vale, yo tampoco conocía esta banda lituana liderada por Ernestas Skripkiunas (me encantan los nombres lituanos), pero para eso hacemos esto, ¿no?, para destacar también algún concierto subterráneo y no solo las cuatro cosas que todos tenemos presentes. Awakening Sun, que son las sombras de la foto de arriba, hacen death melódico, han editado un álbum y pueden tenerlos al alcance de la mano por tres euretes de entrada.
Dominique A (16, Kafe Antzokia). El cantautor francés es una de esas figuras de culto seguidas por fans fervientes y eruditos, que lo proclaman renovador de la chanson y astro de la música europea. Yo nunca he conseguido meterme con la seriedad debida en su obra, pero su disco más reciente, Vers les lueurs (algo así como Hacia los resplandores) está muy muy bien, con hermosas canciones, arreglos cuidados y fuerza cuando procede. Dominique viene con banda y teloneado por Michel Cloup.
Tomatito (18, Teatro Barakaldo). José Fernández Torres fue el fiel escudero de Camarón durante dieciocho años y ahora le rinde tributo en Camaroneando, un espectáculo que cuenta con la segunda guitarra de Cristóbal Santiago, el cante de Simón Román y El Kiki, la percusión de Lucky Losada y el baile de Paloma Fantova.
Cult Of Luna (27, Sonora). La banda sueca de post-metal edita este mes nuevo álbum, tras cinco años de silencio, y vuelve a Euskadi para administrar su dosis de atmósferas hipnóticas y turbulencias cataclísmicas. Los promotores recomiendan no perderse a los teloneros, los asturianos Humo: «Más de uno y de una vais a alucinar», avisan.
Napalm Death (31, Jimmy Jazz). Siempre he tenido debilidad por la banda de Birmingham, que anda ya por los treinta y tantos años de carrera, ha tocado hasta en Nepal y se ha convertido, quién iba a decirlo, en una institución. Sus discos mantienen una admirable consistencia, pero Napalm Death adquieren su auténtica grandeza en el escenario, donde se comprueba el trabajo que hay detrás de su violencia desatada.
Aquí tienen a Dominique A interpretando Par les lueurs en mágico directo.