Uno de los doscientos mil prejuicios que albergo me lleva a contemplar con recelo las novelas firmadas por músicos, a las que imagino siempre egocéntricas y torpes, como reclamando la condescendencia de un lector ya cautivado por otras vías. Y es un prejuicio precisamente porque, en realidad, no recuerdo experiencias particularmente penosas que me […]