Hay una función de la crítica musical que no se suele tener muy en cuenta: la de demostrarte que alguien comparte tu opinión, que no estás solo en un mundo que camina a otro paso. Reconozco que en las últimas semanas he invertido más tiempo del que parece sensato en buscar en listas ajenas a los Gold-Bears, los primeros en mi clasificación de fin de año. Y mira que son desesperantes algunas listas, mamotretos de cien álbumes repartidos en varias páginas que, en vez de resumir el año, parece que lo amplían. En Metacritic, la página dedicada a recopilar calificaciones, están recogidas siete críticas del disco en cuestión, todas por encima del 7 excepto una, que le da un 2: también tiene narices que encargasen comentar estas canciones a una tía que parece detestar la distorsión e incluso se queja del «ruido constante». Pero esa acogida más que decente no parece tener reflejo en las recapitulaciones de fin de año, así que quiero manifestar mi profundo agradecimiento a Otis Hart, de NPR y Dusted, que ha colocado Are You Falling In Love? en el cuarto puesto de su lista y lo ha nombrado su «álbum de rock favorito», ya que los primeros corresponden a otros estilos. El hombre incluso mantuvo el siguiente diálogo con el grupo a través de Twitter:
-Espero que a otra gente le hayan gustado los Gold-Bears tanto como a mí.
-¡Ja! No tanto, Otis. Eres uno de los pocos. Gracias por tu apoyo. Yo estoy orgulloso del disco.
-Estoy seguro al cien por cien de que eso es porque la gente no lo ha oído y/o porque no sois de Brooklyn.
Parece que ser de Brooklyn ayuda mucho en el rock americano con pretensiones de cierta modernidad. A veces, por cierto, el consuelo es el inverso, encontrar por fin a alguien que critica un disco que no te convence. Yo ando un poco estupefacto con lo muchísimo que le ha gustado a la gente Bad As Me, el nuevo de Tom Waits, y me ha tranquilizado toparme con una sensación afín en Jennifer Kelly, atónita porque una de las publicaciones con las que colabora, Blurt, lo ha situado en el número uno de su lista. «El excéntrico personaje de Waits se ve exagerado hasta la caricatura en las canciones buenas y parece plano y hueco y sin sustancia en las más lentas y baladosas», viene a decir, y yo asiento. «¿Soy la única a la que le deja fría?», pregunta. A lo mejor está, como yo con los Gold-Bears, buscando almas gemelas por la red, pero no creo que llegue hasta aquí.
Vamos a catar la cumbre de 2011 a juicio de mi nuevo amigo Otis Hart, el disco de King Creosote & Jon Hopkins.