Me encantan esos artistas que, a lo largo de su carrera, son capaces de pasar de un extremo a otro: gente como Battiato, que en los 70 creaba sofocantes ambientes electrónicos y, una década después, bailoteaba espasmódico al son de Centro de gravedad permanente y demás éxitos de pop subjetivo. Otro personaje de esa galería […]