¡Ya estamos en fiestas! Da un poco de pena escribirlo desde el curro, pero bueno: ayer sí libraba y disfruté del inicio de la Aste Nagusia con dos conciertos tan dispares que ni siquiera parecían manifestaciones de la misma forma artística, o como quieran llamar a esto del rock. Primero, los gañanes de Porco Bravo convirtieron Bilborock en una cochiquera punk rock. Manu, el señor de la foto, nos deleitó con su lenguaje florido y su habitual repertorio de trucos, como esa bengala en el culo que tanto nos sorprendió la primera vez o la animalada de graparse un papel al pecho y prenderle fuego, además de rebozarse con el torso desnudo en el infeccioso liquidillo que cubría el suelo, entre los pies del público. Puercamente divertido, aunque la iglesia de La Merced me sigue pareciendo el peor sitio posible para el ciclo de rock local: allí dentro no parecen fiestas.
Después nos pusimos formalitos y sensibles y fuimos a Abandoibarra para ver a La Bien Querida, la antítesis estética de Manu, con sus faldas, su estatismo y ese gesto de inseguridad y de cierto asombro ante lo bien que van saliendo las cosas. Ya saben que tengo debilidad por esta chica (y también por su compañero y guitarrista, David Beef, que siempre parece ansioso por hacer todo el ruido que le permitan los dominios estilísticos de La Bien Querida), así que me lo pasé muy bien. Hubo dos canciones nuevas, bastante planeteras, y un bis sin banda que tampoco reconocí, pero también es verdad que lo oí de lejos porque estaba huyendo a paso ligero, no fuesen a salir de repente Danza Invisible con Sabor de amor. Después, las txosnas estaban abarrotadas -persiste, por cierto, la monomanía de Hontzak con El Correo- y me retiré pronto. A cierta edad, empieza a ser tarde muy pronto.
Tengan una feliz Aste Nagusia.
Actualizado el 23: bufff, ayer empezamos con el metalcore de All Reasons en Bilborock y acabamos escuchando a La Otxoa en el Triangune de las txosnas, así que el bandazo fue aún peor. Bilbao is different.