En los últimos meses, Ciclos Iturgaiz han irrumpido en la escena vasca como un elefante en una cristalería, pero se trata de un elefante muy grande, muy loco y particularmente aficionado a romperlo todo a su alrededor, o tal vez sean más bien una manada de hienas bolcheviques. Con su sonido heredero de Un Pingüino en mi Ascensor (¿el proyecto más underground que ha triunfado jamás?) y su lírica… errrr… desinhibida, el impacto en el oyente está asegurado. Si esto fuese un programa con la nueva reglamentación televisiva, habría que ponerle el sellito de los 18 años, pero creo que todos ustedes son ya lo bastante mayorcitos y lo bastante descreídos como para escuchar versos sobre el sexo en los comandos de ETA, la vida social en los tanatorios, el mal rollo que dan los payasos en euskera, la autosatisfacción con La hora Disney, el impuesto revolucionario de las invitaciones de boda, lo mal que cantan los Muguruza o, en fin, las técnicas de apareamiento a través de Internet que recoge este Ni Twitter ni Facebook. Abstráiganse del vídeo, que lo de Madeleine me parece una ocurrencia muy desafortunada, y céntrense en la letra: el tío empieza a chatear con un “qué tetazas tienes” pero luego sabe reconducir la situación con clásicos como “hoy tengo un mal día” o ese impagable “me gusta el teatro” que llevo repitiendo como un idiota desde la primera vez que lo escuché. Y ojo, que eso es uno de los riesgos de Ciclos Iturgaiz: uno acaba cantando por la calle cosas como “las noticias de ETA son muy aburridas” y consigue que le miren mal los unos y los otros.

¿Les he dicho ya que pueden bajarse el disco by the face aquí?