Me temo que Burzum va camino de convertirse en el grupo al que más espacio ha dedicado este blog, y espero que no deduzcan de ello que me he vuelto fan suyo. Ya saben que su líder y único miembro, Varg Vikernes, es un energúmeno de ideología repugnante, pero su caso es tan demencial que leer sus declaraciones, en vez de resultar peligroso, acaba dando risa, e incluso creo que sirve como vacuna contra cualquier virus neonazi. En nuestro último capítulo burzumesco habíamos dejado a Varg recién salido de la cárcel y preparando su nuevo disco, El dios blanco. Pues bien, en este tiempo ha publicado el álbum, finalmente titulado Belus después de que el nombre original despertase la lógica polvareda, y qué quieren que les diga: a mí el resultado me gusta, partiendo del hecho de que las letras son en noruego y no capto sus sutilezas.

Quizá la noticia más loca que ha protagonizado Varg en toda su historia fuese la de destinar parte de la recaudación del disco a los afectados por el terremoto de Haití, raro detalle en alguien que se define como racista. ¿Creen que es un intento de lavar su imagen? Pues bueno, aparte de que esa empresa se antoja imposible, la sospecha se desvanece al leer entrevistas como la que publicó hace poco Stereogum. El periodista le preguntaba por correo electrónico qué siente al tener fans homosexuales, negros, judíos o incluso cristianos, y Varg, tras insistir en que Burzum en realidad no transmite ningún mensaje, soltaba la siguiente parrafada con emoticón incluido: «Soy un fanático arrogante y misántropo, antirreligioso, ultraconservador y de mente estrecha, vale, y tengo un problema con casi todo y casi todos en este mundo, pero no estoy loco, y si aquellos que no son como yo son capaces de disfrutar de mi música, me parece bien. Aunque sea un homosexual feminista, negro y cristiano convertido al judaísmo o, aún peor, un musulmán. Con que se quede fuera de mi césped… :-). Ah, y puedo añadir que también tengo un problema con la mayoría de los heterosexuales nórdicos de ideología pagana».

Hala, un poquito de Belus.