Me ha dejado estupefacto comprobar que las japonesas Shonen Knife llevan ya 29 años de carrera, en una mezcla insólita de amateurismo y veteranía. Son casi tres décadas cantando absurdas ocurrencias en composiciones herederas de los Ramones, los Buzzcocks y prácticamente nadie más, a menos que empecemos a enumerar las bandas que influyeron a los Ramones y los Buzzcocks. Su entrada en la Wikipedia incluye una cita tan buena del Boston Globe que no me resisto a traducírsela, porque dice lo que a mí me gustaría decir: «Teóricamente, cualquier grupo que escriba canciones con letras como ‘chips de plátano para ti, / chips de plátano para mí. / Por la tarde, / chips de plátano y té’ debería tener una vida tan corta como la de un saltamontes. Pero se produce una rara fascinación cuando las letras engañosamente tontas se emparedan entre una guitarra boyante y una batería pop-punk de disparo automático. Lo que tal vez explica por qué (…) Shonen Knife están todavía cantando canciones sobre galletas, sushi, gominolas y, por supuesto, chips de plátano».
El éxito de Shonen Knife fue un desafío a cualquier capacidad de hacer previsiones sobre el mundo del rock, ya que sus limitadas ambiciones, su impericia instrumental y su lugar de origen jugaban contra ellas. Pero el sello Sub Pop empezó a publicar sus discos a mediados de los 80 y las japonesitas se convirtieron en uno de los grupos favoritos de Sonic Youth y de Nirvana, a quienes telonearon en una gira británica a petición de Kurt Cobain. Estuvieron muy de moda una temporada… y dejaron de estarlo. Pero, aunque han pasado los años, los estilos y las personas, ellas siguen ahí, haciendo exactamente lo mismo: Perfect Freedom abre su nuevo álbum, Free Time, que también incluye títulos tan shonenknifescos como Pastel rock’n’roll o Medusa monstruosa. Por ellas no parece pasar el tiempo (ni física, ni intelectual, ni musicalmente) y la verdad es que sus canciones logran contagiar algo de esa perpetua inocencia…