No sé si habrán visto ustedes el programa de Cuatro Perdidos en la tribu, en el que tres familias españolas tratan de integrarse en otras tantas comunidades de costumbres pintorescas y más o menos incomprensibles. Pues bien, salvando las distancias, llevo unos cuantos días sintiéndome protagonista de algo parecido: ya sé que suena a pecado mortal, a blasfemia imperdonable y monstruosa, pero el fútbol y sus competiciones me resultan absolutamente indiferentes, tanto como la liga de waterpolo o la competición oficial de curling, si la hay. Y les contaré un secreto: hay más infiltrados como yo en esta sociedad rugiente y rojiblanca, por lo menos cuatro o cinco.
De todas formas, uno no puede sustraerse al delirio compartido, así que quería colgarles algo relacionado con el monotema, porque tengo la sensación de que hoy no importa nada más. A mí, el vínculo entre música y fútbol me trae a la memoria de manera inevitable un especial sobre ese asunto que editó hace muchos años la revista hispano-argentina Zona de Obras. Llevaba un cedé de regalo con veintisiete canciones sobre fútbol, la mayoría dedicadas a diversos equipos de la liga inglesa, y dos de ellas se me han quedado grabadas desde entonces: el Leeds United Calypso, entonado por Ronnie Hitton, y el tema que abría la recopilación, Football, Football, I Like Football, de Alan Randall, una atropellada enumeración con base de banjo que en este vídeo se ilustra con una imagen de Wallace y Gromit. Pasen ustedes un buen día, que yo voy a meter la cabeza en algún agujero hasta el fin de semana.