Ayer estuve husmeando por Internet para escribir un Planeador sobre Art Brut, de quienes sólo he escuchado los singles y alguna cosita suelta, y me hicieron tanta gracia estos tipos que he decidido copiarme a mí mismo para optimizar los resultados del esfuerzo laboral. La banda británica, que actúa mañana en Bilbao dentro del festival Noise On Tour Pops, despegó como un cohete cuando apenas había compuesto tres o cuatro canciones. Los propulsó la siempre exagerada prensa musical de su país, y eso les convierte en sospechosos por defecto, pero a mí me parecen un grupo muy interesante, con esa mezcla de vocación artística y maneras burdas que han convertido en su inconfundible estilo. Por lo que he ido oyendo de su producción, entroncan con la muy respetable tradición británica de grupos un poco vanguardistas, un poco humoristas y un poco gamberros, como The Fall o Half Man Half Biscuit.
“No soy un intelectual, soy un idiota”, puntualiza su líder, Eddie Argos, cuando le plantean preguntas de cierto vuelo filosófico, aunque todo el mundo parece esforzarse en encontrar sentidos profundos bajo sus letras sobre formar un grupo, mudarse a Los Ángeles (y “salir con Axl Rose”) o lanzarse contra un cuadro de Matisse. Mientras le dedican seminarios en universidades de Alemania, él se deleita en el absurdo: “El primer álbum me reflejaba a mí a los 17 años, y supongo que este segundo me refleja a los 19”, dice el tipo, que debe de andar por los 27. Y que es capaz de resumir de manera diáfana la esencia de su banda: “Tenemos sentido del humor, pero no somos un chiste”.